LOS ERRORES MÁS FRECUENTES EN EL ESTILO CROL

Quizá haya muchos triatletas que más de una vez se hayan preguntado acerca de la razón por la cual, a pesar de entrenar religiosamente la natación, esta no mejora como lo hace, por ejemplo, el segmento de ciclismo. Quizá simplemente piensen que la natación no es lo suyo y como consecuencia de eso no le dedican demasiado a entrenarla. Puede que incluso se pregunten cómo es posible que algo se les resista tanto cuando es tan sencillo para niños pequeños.

Si investigamos en profundidad llegaremos a la conclusión de que prácticamente en todos los casos el dominio de la técnica es el punto clave del problema. El segmento de natación es probablemente el que más necesita de una ejecución compleja de movimientos coordinados, es decir, del aprendizaje y perfeccionamiento de una técnica relativamente avanzada que, en principio, no parece estar incluida en nuestra formación deportiva básica.

Si el triatleta es adulto la pregunta es obvia: ¿Y esto tiene remedio llegados a este punto? Bueno, pues en parte sí. Probablemente no llegará a ser un excelente nadador pero seguro que puede mejorar más de lo que se imagina.

La tarea no es fácil pero tampoco imposible. De lo comentado hasta ahora es fácilmente deducible que el proceso de enseñanza y perfeccionamiento es la clave para que, además de la exigencia física propia del entrenamiento, haya un incremento en el rendimiento de este segmento. Para que un proceso de enseñanza culmine con éxito se han de dar tres circunstancias: Se debe conocer bien lo que se quiere aprender, el alumno debe ser adecuadamente instruido por un competente profesor y, por último, el proceso debe ejecutarse con disciplina durante un intervalo de tiempo adecuado.

El primer condicionante no representa un problema (en principio), el segundo implica, como mínimo, que alguien ayude al deportista, y el tercero implica paciencia y dedicación (seguramente lo más fácil)

Dicho de otro modo, lo mejor es que el entrenamiento se realice con un entrenador con amplios conocimientos que dirija presencialmente las sesiones y que no haya demasiada prisa para lograr los objetivos. Además, el alumno ha de confiar y, sobre todo, asimilar correctamente las indicaciones. El agua es un medio muy traicionero y te dará sensaciones equivocadas la mayor parte de las veces.

En muchas ocasiones esto no es ni siquiera posible. De todas formas, el conocimiento, una videocámara y horas de trabajo son suficientes para empezar.

Los errores del estilo crol podrían ser clasificados en tres grupos dependiendo de su origen:

  • De Posición
  • De Trayectoria
  • De Coordinación

Esto nos puede sugerir la idea de: identificar el error, aplicar el método de corrección adecuado y problema resuelto. Buena idea. Sin embargo, no siempre es fácil identificar cual es el origen del error en primera instancia, es decir, donde nace el problema que probablemente desencadene una serie de errores. Por otro lado, aplicar el método no es sencillo sin alguna ayuda que nos indique si lo estamos haciendo bien. Finalmente hemos de ser perseverantes en la tarea de concentrarnos para mantener de forma permanente sensaciones que pueden no coincidir con las que nos parecen apropiadas.

La posición del cuerpo es un factor absolutamente decisivo a la hora de obtener un rendimiento aceptable de nuestro esfuerzo en el agua. De la posición depende la resistencia que el agua ofrece al avance de nuestro cuerpo, pero también la capacidad de ejecutar correctamente todas las acciones propias del estilo.

Me atrevería a decir que deberíamos obsesionarnos con la idea de conseguir máxima alineación corporal. Es un esfuerzo que merece la pena. Seguramente la velocidad de nado aumentará e incluso desaparecerán algunos de los errores que antes intentábamos s corregir sin éxito relacionados con el movimiento de los brazos o la respiración.

Los primeros pasos deben, entonces, ir dirigidos a corregir posibles alteraciones en la ALINEACIÓN de nuestro cuerpo. El trabajo en seco con medios como el fitball puede darnos una idea de lo q u e debemos percibir o en que posición hemos de colocarnos para que la cadera no esté hundida u oscile continuamente dando como resultado un movimiento serpenteante y una eficacia mínima en la acción de los brazos.

Otro factor importante que influye enormemente en la posición del cuerpo es la acción de las piernas. Quizá se pueda pensar que eso es algo complicado y para lo que no hay remedio, pero no conviene desesperarse. Puede que un deportista no sea capaz de realizar un extraordinario batido de piernas, pero entre eso y llevarlas colgando hay muchos niveles intermedios. Idealmente se deberían dar tres patadas por brazada. Una, la de la pierna del mismo lado que el brazo, al principio de la fase subacuática de la brazada, otra, la contraria, en la mitad de la tracción y la última, del mismo lado que el brazo, al final de la brazada. Sin embargo, una simple acción descendente de cada patada al inicio de la brazada puede ayudar a mantener el cuerpo alineado y más cerca de la superficie. Se deben trabajar ejercicios de piernas: en posición vertical, horizontal, lateral, crol con un solo brazo, etc. Incluirlos en el trabajo de calentamiento y series aeróbicas de manera que el deportista llegue a automatizar cierto apoyo de las extremidades inferiores para ayudar a mantener la alineación de su cuerpo.

El último detalle a tener en cuenta para mejorar la posición es la orientación de la cabeza. Es muy importante que no se dirija la mirada hacia abajo sino hacia delante. E s t o vendrá muy b i e n p a r a comprobar que la acción de los brazos se inicia correctamente debajo del agua, mantendrá una ligera inclinación del tronco hacia arriba (lo que disminuye la resistencia del agua al avance del cuerpo) y situará el nadador preparado para orientarse sin afectar demasiado a sus movimientos propulsivos.

 Conseguir dominar esta fase de errores de posición puede significar mucho trabajo y cierto tiempo. En cualquier caso, vale la pena. De ello depende todo lo demás. Cuanto más estable seamos en el mantenimiento de una posición adecuada más fácil será cumplir con los requisitos propios de las trayectorias y de la coordinación entre brazos piernas, respiración y orientación.

Seguramente se ha oído y escrito mucho acerca de la trayectoria de los brazos. Ciertamente podemos decir que la palma de la mano debe dibujar una curva situada fundamentalmente por debajo de nuestro cuerpo. Nada nuevo. Sin embargo, lo más importante es conseguir “apoyarse” con todo el brazo sobre una gran masa de agua que se desplaza si nuestros movimientos son muy bruscos. Dedicar un tiempo a percibir sensaciones de apoyo al inicio de la brazada es muy importante. Es un tiempo que se recupera al final. Para conseguir “coger” agua podemos utilizar aletas y así ralentizar el movimiento, realizar ejercicios de contraste con palas y sin ellas, nadar con una pala o sensibilización al apoyo mediante el uso de pelotas pequeñas en las manos (el nadador se dará cuenta de lo importante que es esta sensación). Todo ello puede formar parte, una vez más, del calentamiento y las series. Entonces lograremos que el deportista comprenda el significado de “codo alto”. Quizá no lo logre siempre, pero tendrá que buscarlo en todas las brazadas de su entrenamiento…sí… es un trabajo duro, y más si lo intentamos nadando con cierta intensidad. Pero debemos recordar que de nada vale vaciarse si los brazos “resbalan” entre la masa de agua.

Un error muy frecuente consiste en realizar la trayectoria de forma externa (o interna) con respecto a la línea longitudinal media de nuestro cuerpo. A veces se trata de corregir sin éxito. En la mayor parte de los casos está motivado por una mala posición corporal. Revisar este apartado es importante porque seguramente la alineación falla. La consecuencia es la falta de apoyo, codo hundido, trayectoria de avance sinuosa y, en el peor de los casos (cuando ya se ha cometido este error durante mucho tiempo y con gran intensidad) lesión del hombro. Debemos vigilar extremadamente la ejecución y no escatimar dedicación para corregirla. Una vez más ejercicios de nado asistido con aletas y control del núcleo corporal con fitball son una excelente recomendación. Es conveniente tener mucho cuidado c o n el uso de palas si se comete este error. La sobrecarga podría terminar por dañar el hombro.

Realizar controles de filmación a diferentes intensidades para asegurar que los esfuerzos se dirigen en la dirección adecuada es la única herramienta de control realmente útil.

Para finalizar con la trayectoria de los brazos mencionar que es importante realizar la brazada de forma completa en longitud. No se debe intentar aumentar la frecuencia de movimientos para avanzar más aprisa a expensas de reducir la amplitud de brazada. Se ha de terminar siempre con la mano próxima a la parte media del muslo (entre la cadera y la rodilla).

En cuanto a los errores de coordinación dos apuntes: la coordinación entre brazos y la de los brazos con la respiración.

Los brazos se deben mover de forma alternativa. Es común el error denominado punto muerto en el que ambos brazos se encuentran prácticamente dirigidos hacia delante. Esto provoca una gran pérdida de velocidad que únicamente podría ser suplida por una acción potentísima de las piernas. Es conveniente realizar ejercicios de nado con un brazo o medios ciclos de brazada con paradas en las que un brazo debe estar situado delante y el otro atrás. Asimismo, nado con un s o lo brazo es otro ejercicio muy recomendable. Trabajar estas técnicas durante las series largas situándolas cada cierto tiempo ayudará a fijar el hábito correcto.

Para finalizar un apunte sobre la coordinación necesaria para realizar la respiración. Es lo que se denomina coordinación brazos-respiración.

Es evidente que la respiración es necesaria, pero también es necesario fijar apropiadamente los primeros apoyos de cada brazada. Si realizamos la respiración ANTES de colocar correctamente el brazo perderemos la oportunidad de lograr el apoyo más importante. Algo que ya no conseguiremos a lo largo de la brazada. Este es el error conocido como respiración adelantada y que desencadena otros errores como trayectorias externas de brazos o excesivo giro del cuerpo en sentido longitudinal (rolido excesivo). La solución pasa por esperar a realizar el apoyo en la fase de agarre y hacer coincidir con este momento el giro de la cabeza. La consecuencia es que tendremos poco tiempo para respirar, pero es un cambio de fácil adaptación.

Medios ciclos con parada en posición alternativa y obligar a mirar la posición de la mano y el codo antes de respirar son algunos remedios para este problema de coordinación.

A todo lo expuesto es preciso añadir la necesidad de ser consciente de la calidad de ejecución que realizas. Casi siempre le puede parecer al nadador que ha corregido algo, pero lo cierto es que sigue cometiendo exactamente el mismo error. La mayor parte de las veces no se trata de cambiar pequeños matices, sino que hablamos de sensaciones completamente diferentes. Filmaciones periódicas ayudarán mucho a controlar nuestra evolución. Es este el mejor sistema de feedback que podemos tener para aprender y perfeccionar nuestras habilidades en el medio acuático.

8

(Visited 1.595 times, 1 visits today)

1 Comments

  1. Luis 25/08/2024 at 13:21

    La verdad que yo suelo pecar de caerse las piernas y lo trabajo pero me cuesta. Poco a poco voy cogiendo el tino.

    Reply

Leave A Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

I accept the Terms and Conditions and the Privacy Policy