La Evolución del Entrenamiento en el Ciclismo: De las Zonas Aeróbicas a la Flexibilidad Metabólica

Introducción

El ciclismo es uno de los deportes de resistencia por excelencia, caracterizado por largos recorridos que exigen una considerable capacidad cardiovascular y muscular. Durante décadas, los entrenamientos en ciclismo se centraron en la construcción de una base aeróbica sólida, favoreciendo esfuerzos en zonas de baja intensidad que promueven la oxidación de grasas como principal fuente de energía. Este enfoque tradicional tenía como objetivo mejorar la resistencia general y optimizar la eficiencia energética del atleta.

Sin embargo, los avances en la ciencia del deporte y el cambio en las demandas competitivas han dado lugar a una revolución en los métodos de entrenamiento de los ciclistas. Actualmente, se ha demostrado que el rendimiento en competiciones modernas requiere una combinación equilibrada de resistencia aeróbica y capacidad anaeróbica explosiva. Esto ha dado lugar a un enfoque que enfatiza los entrenamientos de alta intensidad, donde los carbohidratos se convierten en la principal fuente de energía debido a su rápida disponibilidad y eficiencia metabólica en momentos de gran demanda. Este artículo explora el cambio de enfoque en el entrenamiento, el papel clave de los carbohidratos y la importancia de la flexibilidad metabólica en el rendimiento de los ciclistas modernos.

1. Evolución del Entrenamiento en el Ciclismo: Del Enfoque Tradicional al Enfoque Moderno

Durante gran parte de la historia del ciclismo, el entrenamiento se ha basado en sesiones largas de baja intensidad, conocidas como entrenamiento en zona aeróbica, o zona 2. Este tipo de entrenamiento utiliza grasas como fuente principal de energía y es efectivo para aumentar la capacidad cardiovascular y la resistencia. La filosofía detrás de este enfoque era la construcción de una base de resistencia sólida, sobre la cual los ciclistas podían enfrentar largas distancias sin fatigarse rápidamente (Seiler, 2010).

No obstante, con el tiempo, se observó que este enfoque tradicional presentaba limitaciones, especialmente en competencias modernas, donde los momentos decisivos suelen implicar esfuerzos de alta intensidad, como subidas empinadas, sprints finales y ataques estratégicos (Laursen & Jenkins, 2002). En este contexto, los entrenamientos de alta intensidad en zonas anaeróbicas comenzaron a ganar popularidad. El entrenamiento de intervalos de alta intensidad (HIIT), que incluye esfuerzos explosivos de corta duración, se ha convertido en un componente esencial para mejorar la potencia y la capacidad de respuesta en momentos críticos de la competencia (Laursen & Jenkins, 2002).

2. Conceptos Fundamentales: Zonas Aeróbicas y Anaeróbicas en el Ciclismo

En el entrenamiento de ciclismo, las zonas de intensidad se dividen en diferentes niveles, que van desde las zonas de baja intensidad aeróbica hasta las de alta intensidad anaeróbica. Estas zonas se determinan generalmente a través de la frecuencia cardíaca o de la potencia máxima del ciclista. En las zonas aeróbicas, que incluyen las zonas 1 a 3, el cuerpo utiliza principalmente grasas como fuente de energía debido a la naturaleza prolongada de los esfuerzos. En estas zonas, el metabolismo es más lento pero eficiente, permitiendo que el ciclista se mantenga en movimiento durante varias horas (Brooks & Mercier, 1994).

Por otro lado, en las zonas anaeróbicas (zonas 4 a 7), el cuerpo depende en mayor medida de los carbohidratos para satisfacer las demandas energéticas inmediatas, ya que estos se convierten en energía de forma mucho más rápida que las grasas. A intensidades altas, la eficiencia metabólica del cuerpo se adapta a las exigencias inmediatas de energía, permitiendo al ciclista responder a las demandas de esfuerzo explosivo en intervalos cortos de tiempo (Brooks & Mercier, 1994). Trabajar en diferentes zonas permite que los ciclistas mejoren tanto su resistencia aeróbica como su capacidad anaeróbica, aumentando así su rendimiento general en competencias.

3. El Papel de los Carbohidratos en el Rendimiento de los Ciclistas

Los carbohidratos juegan un papel crucial en el rendimiento de los ciclistas, especialmente en esfuerzos intensos dentro de las zonas anaeróbicas. Durante el ejercicio de alta intensidad, el cuerpo se basa en los carbohidratos como fuente primaria de energía debido a la velocidad con la que pueden ser metabolizados. La glucosa, obtenida a partir de carbohidratos, se descompone rápidamente para liberar energía, permitiendo a los ciclistas mantener esfuerzos elevados durante periodos prolongados (Jeukendrup, 2004).

En competiciones modernas, los ciclistas consumen entre 60 y 90 gramos de carbohidratos por hora para maximizar su rendimiento y evitar la fatiga (Jeukendrup, 2004; Cermak & van Loon, 2013). Este consumo estratégico de carbohidratos permite que los ciclistas mantengan sus niveles de glucógeno muscular, lo cual es fundamental para evitar la fatiga extrema, también conocida como «pájara». Además, el consumo de carbohidratos durante el ejercicio prolongado contribuye a reducir la fatiga, mejorando la capacidad del ciclista para mantener esfuerzos intensos en fases decisivas de la competencia (Cermak & van Loon, 2013).

4. Flexibilidad Metabólica: Un Enfoque Moderno para Maximizar el Rendimiento

La flexibilidad metabólica es la capacidad del cuerpo para cambiar entre la oxidación de grasas y carbohidratos en función de la intensidad del ejercicio. Este concepto se ha convertido en un elemento clave en el rendimiento de los ciclistas, ya que les permite conservar el glucógeno y usarlo solo en momentos de máxima demanda, mientras emplean las reservas de grasa en esfuerzos de menor intensidad (Maunder et al., 2018).

El desarrollo de la flexibilidad metabólica se consigue mediante entrenamientos que alternan sesiones de baja y alta intensidad, así como la manipulación de la ingesta de carbohidratos para entrenar al cuerpo a adaptarse a diferentes combustibles energéticos. Por ejemplo, el entrenamiento en ayunas permite al cuerpo aumentar su capacidad para oxidar grasas, mientras que las sesiones con una alta disponibilidad de carbohidratos optimizan el metabolismo de glucosa y el rendimiento en esfuerzos anaeróbicos (Maunder et al., 2018; Brooks & Mercier, 1994). La flexibilidad metabólica es especialmente valiosa en deportes de resistencia, como el ciclismo, donde la capacidad de gestionar las reservas de energía es fundamental para maximizar el rendimiento.

5. Uso de Tecnología para Monitorear y Optimizar el Entrenamiento

El desarrollo de la tecnología ha tenido un gran impacto en el ciclismo moderno, permitiendo a los atletas monitorear y ajustar su entrenamiento en tiempo real. Los ciclistas profesionales utilizan dispositivos avanzados como medidores de potencia y monitores de frecuencia cardíaca para ajustar la intensidad de sus entrenamientos, asegurando que trabajan en las zonas adecuadas para alcanzar sus objetivos de rendimiento (Sperlich & Holmberg, 2017). Además, el uso de dispositivos de monitoreo de glucosa ha revolucionado la nutrición en tiempo real, permitiendo a los ciclistas controlar sus niveles de azúcar en sangre y ajustar su ingesta de carbohidratos según las demandas del momento (Townsend et al., 2017).

Estos avances permiten una personalización del entrenamiento sin precedentes, facilitando a los ciclistas y entrenadores diseñar estrategias de entrenamiento y nutrición altamente adaptadas a las necesidades individuales de cada atleta. La posibilidad de monitorear en tiempo real también ha mejorado la eficiencia en la adaptación del entrenamiento y la recuperación, aspectos fundamentales para mantener un rendimiento elevado a lo largo de una temporada exigente.

Conclusión

La evolución del entrenamiento en el ciclismo refleja una transición del enfoque tradicional, basado en la construcción de una base aeróbica sólida, hacia una estrategia moderna que integra entrenamientos de alta intensidad, una ingesta optimizada de carbohidratos y una flexibilidad metabólica mejorada. Estos cambios han permitido a los ciclistas enfrentar los desafíos de las competiciones modernas, donde los esfuerzos explosivos y la capacidad de respuesta rápida son decisivos. En conjunto, estos avances han cambiado la forma en que los ciclistas entrenan y compiten, combinando resistencia aeróbica con una mayor capacidad anaeróbica y el uso de tecnología avanzada para personalizar y optimizar su rendimiento. El ciclismo actual exige no solo resistencia, sino también una gestión eficaz del metabolismo y la energía para maximizar el rendimiento en momentos críticos.


Brooks, G. A., & Mercier, J. (1994). Balance of carbohydrate and lipid utilization during exercise: The «crossover» concept. Journal of Applied Physiology, 76(6), 2253-2261. https://doi.org/10.1152/jappl.1994.76.6.2253

Cermak, N. M., & van Loon, L. J. C. (2013). The use of carbohydrates during exercise as an ergogenic aid. Sports Medicine, 43(11), 1139-1155. https://doi.org/10.1007/s40279-013-0079-0

Jeukendrup, A. E. (2004). Carbohydrate intake during exercise and performance. Nutrition, 20(7-8), 669-677. https://doi.org/10.1016/j.nut.2004.04.017

Laursen, P. B., & Jenkins, D. G. (2002). The scientific basis for high-intensity interval training: Optimising performance in highly trained endurance athletes. Sports Medicine, 32(1), 53-73. https://doi.org/10.2165/00007256-200232010-00003

Maunder, E., Plews, D. J., & Kilding, A. E. (2018). Contextualising fat oxidation: A method to enhance fat oxidation during exercise training in elite athletes. Sports Medicine, 48(4), 935-949. https://doi.org/10.1007/s40279-017-0851-6

Seiler, S. (2010). What is best practice for training intensity and duration distribution in endurance athletes? International Journal of Sports Physiology and Performance, 5(3), 276-291. https://doi.org/10.1123/ijspp.5.3.276

Sperlich, B., & Holmberg, H. C. (2017). Wearable, ambient, and accelerometric measurement of physical activity in outdoor sports: Quality, challenges, and opportunities. International Journal of Sports Physiology and Performance, 12(2), 134-140. https://doi.org/10.1123/ijspp.2016-0402

Townsend, N. E., et al. (2017). Sports nutrition for optimal performance: Macronutrient and fluid requirements. Journal of Sports Sciences, 35(8), 781-789. https://doi.org/10.1080/02640414.2016.1186817

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2 Comments

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  2. Mikel Goñi 05/12/2024 at 19:22

    Yo corro los dias de series sin desayunar y me va bien. Me gusta el artículo y como lo habeis enfocado! Enhorabuena!

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