Entrenamiento Aeróbico por Intervalos: Cómo la Intensidad y Duración Afectan las Adaptaciones Fisiológicas

El entrenamiento aeróbico por intervalos (HIIT por sus siglas en inglés) ha ganado notoriedad por su eficacia en mejorar la capacidad aeróbica en un período de tiempo más corto comparado con los métodos tradicionales de entrenamiento de resistencia. Este método alterna periodos cortos de ejercicio a alta intensidad con periodos de descanso o recuperación activa. Aunque el HIIT se ha popularizado en los últimos años, los estudios sobre cómo la intensidad y la duración de estos intervalos afectan las adaptaciones fisiológicas se remontan a varias décadas. Este artículo examina la interacción entre estos dos factores clave, basándose en investigaciones recientes y clásicas sobre el tema, ofreciendo una guía práctica para atletas y entrenadores.

Fundamentos del Entrenamiento Aeróbico por Intervalos

El entrenamiento por intervalos implica alternar entre periodos de esfuerzo de alta intensidad y periodos de recuperación. Tradicionalmente, el entrenamiento de resistencia de larga duración (entrenamiento continuo) era la norma para mejorar la capacidad aeróbica. Sin embargo, en las últimas dos décadas, el HIIT ha demostrado ser una alternativa muy eficaz, especialmente para quienes buscan optimizar su rendimiento con sesiones más cortas y específicas (Gibala & McGee, 2008).

El concepto de VO2máx, o consumo máximo de oxígeno, es fundamental en la discusión del entrenamiento aeróbico. El VO2máx mide la capacidad del cuerpo para consumir oxígeno durante el ejercicio extenuante, y es un indicador clave del rendimiento en deportes de resistencia. El entrenamiento interválico tiene un gran impacto en el VO2máx, ya que desafía tanto el sistema cardiovascular como los músculos a niveles máximos de rendimiento, generando adaptaciones rápidas (Laursen & Jenkins, 2002).

Adaptaciones Fisiológicas al Entrenamiento Aeróbico por Intervalos

El entrenamiento por intervalos provoca adaptaciones en múltiples sistemas del cuerpo, especialmente en los sistemas cardiovascular, respiratorio y muscular. Las adaptaciones más comunes incluyen un aumento en la eficiencia cardíaca, mejor capacidad para transportar oxígeno, y cambios en la musculatura que favorecen la resistencia (Buchheit & Laursen, 2013).

  1. Adaptaciones cardiovasculares: El entrenamiento interválico provoca mejoras en el volumen sistólico del corazón (la cantidad de sangre que el corazón bombea por latido). Esto mejora la capacidad de transporte de oxígeno, lo que significa que el atleta puede trabajar a una mayor intensidad durante más tiempo sin fatigarse (Seiler et al., 2013).
  2. Adaptaciones musculares: A nivel muscular, el HIIT induce cambios en las mitocondrias, las «fábricas de energía» de las células musculares, aumentando su número y eficiencia (Gibala et al., 2006). También se produce un aumento en la densidad capilar, lo que facilita el intercambio de gases y nutrientes en los músculos.
  3. Adaptaciones metabólicas: El entrenamiento interválico también mejora la capacidad del cuerpo para utilizar tanto carbohidratos como grasas como fuentes de energía. Estudios como el de Perry et al. (2008) han mostrado que el HIIT mejora la oxidación de grasas durante el ejercicio, lo que es particularmente relevante para deportes de resistencia como el ciclismo y la carrera de fondo.

Evidencia Científica sobre Intensidad y Duración en el Entrenamiento por Intervalos

Estudio de Seiler et al. (2013)

Uno de los estudios más influyentes sobre el entrenamiento por intervalos es el de Seiler et al. (2013), que investigó cómo la combinación de intensidad y duración afecta las adaptaciones aeróbicas. El estudio comparó entrenamientos con diferentes combinaciones de intensidad y duración, y concluyó que tanto los intervalos cortos y muy intensos (por ejemplo, 4×4 minutos a intensidad cercana al VO2máx) como los intervalos más largos de moderada intensidad (por ejemplo, 4×8 minutos) produjeron mejoras significativas en el VO2máx.

Lo más interesante del estudio de Seiler et al. es que mostró que los intervalos más cortos y más intensos eran particularmente eficientes en la mejora del rendimiento cardiovascular y aeróbico en un tiempo más reducido, lo que resulta de gran valor para atletas con limitaciones de tiempo.

Revisión de Buchheit y Laursen (2013)

Una revisión exhaustiva de Buchheit y Laursen (2013) profundizó en los efectos del entrenamiento interválico sobre el rendimiento aeróbico y anaeróbico. Los autores destacan que la combinación de periodos de alta intensidad con recuperaciones cortas permite maximizar el tiempo total que un atleta pasa cerca de su VO2máx. Esta es una de las razones por las cuales el HIIT es tan eficaz para mejorar tanto la capacidad aeróbica como la resistencia anaeróbica.

Estudio de Helgerud et al. (2007)

Helgerud y sus colegas (2007) compararon la eficacia de los intervalos largos (4×4 minutos) con el entrenamiento continuo de intensidad moderada. Los resultados mostraron que los intervalos eran significativamente más efectivos para mejorar el VO2máx, confirmando que la alta intensidad es clave para maximizar las adaptaciones cardiorrespiratorias. Además, los autores observaron mejoras en la economía de carrera, lo que indica que los corredores pueden mantener una velocidad más alta con un menor coste energético.

Efectos de la Duración en el Entrenamiento por Intervalos

La duración de los intervalos juega un papel crucial en las adaptaciones fisiológicas. Los intervalos más largos (de 3 a 8 minutos) generalmente permiten una mayor acumulación de volumen de trabajo, lo que favorece la resistencia y la capacidad aeróbica. Sin embargo, estos intervalos también conllevan un mayor grado de fatiga muscular, lo que puede limitar el número de repeticiones y aumentar el riesgo de lesiones si no se dosifican correctamente (Iaia et al., 2009).

Por otro lado, intervalos más cortos (30 segundos a 2 minutos) permiten trabajar a intensidades mucho más cercanas al VO2máx sin generar tanta fatiga. Esto no solo permite a los atletas completar más repeticiones, sino que también maximiza el tiempo en zonas de alta intensidad, lo que se traduce en mayores adaptaciones cardiovasculares y una mejora en la eficiencia del uso del oxígeno (Burgomaster et al., 2005).

Estudios recientes han demostrado que los intervalos extremadamente cortos, como el entrenamiento de sprints repetidos (RSE), también pueden generar adaptaciones similares. Aunque la duración total de trabajo es mucho menor, estos intervalos cortos y explosivos son muy efectivos para mejorar tanto la capacidad anaeróbica como la aeróbica (Sloth et al., 2013).

Efectos de la Intensidad en el Entrenamiento por Intervalos

La intensidad es un factor crítico para desencadenar las adaptaciones fisiológicas deseadas. Según la revisión de Laursen y Jenkins (2002), los entrenamientos que desafían al cuerpo a niveles cercanos al 90-100% del VO2máx son los más efectivos para mejorar la capacidad cardiorrespiratoria en atletas entrenados.

Estudios como el de Billat (2001) también han demostrado que entrenar cerca del VO2máx activa una serie de mecanismos que mejoran tanto el transporte como la utilización del oxígeno. Entre estos mecanismos se incluyen el aumento del volumen de sangre bombeada por el corazón, la mejora en la extracción de oxígeno a nivel muscular y un incremento en la densidad mitocondrial.

Es importante señalar que los entrenamientos de alta intensidad generan más estrés fisiológico que los entrenamientos de intensidad moderada. Esto significa que, aunque las adaptaciones son más rápidas, también es necesario prestar más atención a la recuperación. Un estudio de Weston et al. (2014) mostró que los atletas que entrenan regularmente a alta intensidad necesitan más tiempo de recuperación entre sesiones para evitar el sobreentrenamiento y las lesiones.

Combinación Óptima de Intensidad y Duración

La literatura científica sugiere que la combinación óptima de intensidad y duración varía según el deporte, el nivel de aptitud física del atleta y los objetivos específicos del entrenamiento (Buchheit & Laursen, 2013). Para los atletas de resistencia como ciclistas y corredores de fondo, los intervalos más largos y de intensidad moderada pueden ser más apropiados, ya que permiten un mayor volumen de trabajo y mejoran la capacidad para mantener esfuerzos prolongados.

En contraste, los deportistas que practican deportes de equipo, donde la velocidad y la capacidad para realizar esfuerzos repetidos a alta intensidad son claves, pueden beneficiarse más de intervalos cortos y explosivos (Iaia et al., 2009). Estos entrenamientos mejoran la capacidad de realizar sprints repetidos, lo que es fundamental en deportes como el fútbol o el baloncesto.

Ejemplos de Entrenamientos Interválicos en Diferentes Deportes

  1. Ciclismo: Un ejemplo típico para mejorar el VO2máx en ciclistas es el protocolo 4×4, donde los atletas realizan 4 minutos a intensidad del 90-95% del VO2máx, seguidos de 3-4 minutos de recuperación activa. Este tipo de entrenamiento es ideal para mejorar la capacidad aeróbica máxima sin generar excesiva fatiga.
  2. Carrera de fondo: Para los corredores de fondo, intervalos largos de 6-8 minutos a una intensidad moderada, cercana al 80% del VO2máx, son efectivos para aumentar la resistencia sin comprometer la técnica de carrera.
  3. Deportes de equipo: En deportes de equipo como el fútbol o el rugby, el entrenamiento interválico de sprints repetidos es fundamental. Un ejemplo sería realizar 10×30 segundos de sprints, con 30 segundos de descanso entre cada esfuerzo, lo que mejora tanto la capacidad anaeróbica como la aeróbica.

Prevención de Lesiones y Consideraciones de Recuperación

Uno de los riesgos asociados con el entrenamiento por intervalos de alta intensidad es el incremento en el riesgo de lesiones y sobreentrenamiento si no se gestiona adecuadamente la carga de trabajo. Como sugieren Weston et al. (2014), es crucial que los entrenadores y atletas presten atención a las señales de fatiga y programen suficientes periodos de recuperación. Incorporar días de descanso o entrenamientos de baja intensidad entre sesiones de alta intensidad es una práctica clave para evitar lesiones.

Conclusiones y Futuras Líneas de Investigación

El entrenamiento aeróbico por intervalos es un método extremadamente eficaz para mejorar la capacidad aeróbica y el rendimiento general. Las investigaciones muestran que la manipulación de la intensidad y la duración de los intervalos permite a los entrenadores adaptar los programas de entrenamiento para satisfacer las necesidades específicas de cada atleta. No existe una única combinación óptima de estos factores, pero la investigación sugiere que los intervalos cortos y de alta intensidad pueden generar adaptaciones rápidas y efectivas, especialmente cuando el tiempo de entrenamiento es limitado.


  • Bassett, D. R., & Howley, E. T. (2000). Limiting factors for maximum oxygen uptake and determinants of endurance performance. Medicine and Science in Sports and Exercise, 32(1), 70-84.
  • Billat, L. V. (2001). Interval training for performance: A scientific and empirical practice. Sports Medicine, 31(1), 13-31.
  • Buchheit, M., & Laursen, P. B. (2013). High-intensity interval training, solutions to the programming puzzle: Part I: Cardiopulmonary emphasis. Sports Medicine, 43(5), 313-338.
  • Burgomaster, K. A., Hughes, S. C., Heigenhauser, G. J. F., Bradwell, S. N., & Gibala, M. J. (2005). Six sessions of sprint interval training increases muscle oxidative potential and cycle endurance capacity in humans. Journal of Applied Physiology, 98(6), 1985-1990.
  • Gibala, M. J., & McGee, S. L. (2008). Metabolic adaptations to short-term high-intensity interval training: A little pain for a lot of gain? Exercise and Sport Sciences Reviews, 36(2), 58-63.
  • Helgerud, J., Høydal, K., Wang, E., Karlsen, T., Berg, P., Bjerkaas, M., … & Hoff, J. (2007). Aerobic high-intensity intervals improve VO2max more than moderate training. Medicine and Science in Sports and Exercise, 39(4), 665-671.
  • Iaia, F. M., Hellsten, Y., & Nielsen, J. J. (2009). Four weeks of speed endurance training reduces energy expenditure during exercise and maintains muscle oxidative capacity despite a reduction in training volume. Journal of Applied Physiology, 106(1), 73-80.
  • Laursen, P. B., & Jenkins, D. G. (2002). The scientific basis for high-intensity interval training: Optimising training programmes and maximising performance in highly trained endurance athletes. Sports Medicine, 32(1), 53-73.
  • Perry, C. G. R., Heigenhauser, G. J. F., Bonen, A., & Spriet, L. L. (2008). High-intensity aerobic interval training increases fat and carbohydrate metabolic capacities in human skeletal muscle. Applied Physiology, Nutrition, and Metabolism, 33(6), 1112-1123.
  • Seiler, S., Jøranson, K., Olesen, B. V., & Hetlelid, K. J. (2013). Adaptations to aerobic interval training: Interactive effects of exercise intensity and total work duration. Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports, 23(1), 74-83.
  • Sloth, M., Sloth, D., Overgaard, K., & Dalgas, U. (2013). Effects of sprint interval training on VO2max and aerobic exercise performance: A systematic review and meta-analysis. Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports, 23(6), 341-352.
  • Weston, M., Taylor, K. L., Batterham, A. M., & Hopkins, W. G. (2014). Effects of low-volume high-intensity interval training (HIT) on fitness in adults: A meta-analysis of controlled and non-controlled trials. Sports Medicine, 44(7), 1005-1017.

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